Astas Monumental

Astas Monumental

Asta el cielo de Lolo

Un buen amigo me decía que su abuelo siempre le decía, «nunca permitas que le pongan techo al nacional, cuando me vaya, quiero seguir viendo a mi U querida» Nunca llegue a conocer al abuelo de mi amigo, pero cada vez que me contaba ese extracto de su conversación, tenía en la mente la figura de un hombre viejo, futbolero de chibolo, ahora vestido de blanco y tirado en una cama el momento de ir a conocer a Lolo y Toto, pero al pie de la cama, mi amigo, con una camiseta de la U, como heredando esa pasión y mirándolo a los ojos y preguntándole si necesita algo.

¿Nunca dejes que le pongan techo? ¿Cómo carajo hacerlo? ¿Cómo cumplir el deseo que deben tener todos los que se nos adelantaron? Y que allá arriba deben programar sus pichangas de acuerdo a la hora que juegue la U para poder verla.

No tengo idea hasta el momento y aquella historia no la escucho hace muchos años aunque de vez en cuando se vuelve a venir a la memoria, especialmente cuando pienso en el monumental y como advertimos que ese es nuestro nuevo hogar.

Un hogar con muchas complicaciones, pero nuestro hogar. Así que había que señalizar la nueva residencia. Las astas que sostienen las banderas encima del monumental servirían como los pines para ayudar al abuelo de mi amigo identificar donde estábamos, a donde nos habíamos ido. Esas astas deben sostener la U en lo más alto, para que nadie se pierda, ni los de arriba, ni los que seguimos alentando desde acá. ¡Asta el cielo querido abuelo, hasta que seamos campeones de la libertadores, acá y sin techo!